sábado, 26 de septiembre de 2009

El mundo festejó los 250 años de la cerveza más famosa

Nació en 1759 en Dublín y con el tiempo se convirtió en un símbolo de Irlanda. Ayer, los fanáticos celebraron en todo el mundo el “Día de Arthur”, en honor a su creador.

Agua, lúpulo, levadura y cebada tostada mezclados hasta lograr un líquido oscuro que, para muchos, es un símbolo irlandés.
La Guinness, una de las cervezas más famosas del mundo, cumplió 250 años e Irlanda lo celebró junto a las ciudades más importantes del mundo. Un brindis por el creador de la famosa stout, cerveza negra, Arthur Guinness, fue realizado ayer, empezando por Dublín y siguiendo en todos los continentes.
La compañía cervecera bautizó la jornada de aniversario como el Arthur’s day, el día de Arthur, y organizó conciertos en su fábrica de St. James, actuaciones musicales en todo Dublín y celebraciones en ciudades tan distantes como Nueva York, Kuala Lumpur o Lagos.

Así, artistas como David Kitt o “Jerry Fish and the Mudbug” se mezclaron en Dublín con nombres de la talla de Tom Jones, Estelle, los Razorlight, el grupo femenino Sugababes o Paolo Nutini en una maratón de música que fue retransmitido en directo al resto del planeta.
En cada ciudad, se realizaron una serie de actuaciones callejeras, conciertos, charlas y conferencias que sirvieron de excusa para levantar una reposada pinta de cerveza y brindar con un sláinte (salud, en gaélico) por el legado de Arthur Guinness.
Así, los pubs irlandeses, verdaderos centros de adoración de la cerveza, se unieron al brindis multitudinario y pudieron seguir las actuaciones en vivo a través de la televisión. Los festejos llegaron incluso al servicio postal irlandés, que ha impreso un sello especial al igual que se hizo en 1959.
En 1833, la cervecera se convirtió en la más grande de Irlanda y en 1886 sería la mayor del mundo, con una producción anual de 1,2 millones de barriles.
Ya no hay miembros de la familia Guinness en el consejo de dirección de Diageo -compañía multinacional propietaria de la cerveza y también de la bodega Navarro Correas en Mendoza- y su porcentaje de participación ha bajado al uno por ciento (unos 200 millones de euros), de acuerdo al diario “Irish Times”. Los visitantes ya no pueden recorrer la fábrica, como ocurría antes, ni reciben un vaso de cerveza gratis. Ahora son dirigidos inmediatamente al almacén Guinness, donde pueden ver un video y comprar objetos de recuerdo.
Pero lo que no cambió es el fanatismo de sus seguidores que la siguen “adorando” en todo el planeta.

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